Me refiero a la implantación de la Web 2.0 en la empresa con objeto de establecer un canal de conversación (en contraposición con un canal de comunicación) para la participación activa de todas las personas que la integran, es decir, establecer un canal de conversación que posibilite interactuar a todos con todos.
Creo que todos coincidiremos en que la Web 2.0 es una filosofía y, por tanto, es fundamental la actitud de participar, colaborar e innovar de las personas que utilizan las tecnologías que la hacen posible, es decir, algo que transciende a la plataforma (internet) y las herramientas concretas que la sustenten (los servicios y las aplicaciones web - redes sociales y profesionales, wikis, blogs, mashups, etc. -). Por tanto, todos estaremos de acuerdo en que lo que realmente importa no es la tecnología sino el uso o, mejor dicho, la forma y frecuencia en la que ésta es utilizada por las personas.
Todos conocemos muchísimos casos en los cuales es más importante el uso que se hace de una tecnología que ésta en sí misma e incluso que el uso para el que ésta estaba prevista inicialmente (quién podía sospechar el uso que le dan actualmente las nuevas generaciones a la telefonía móvil y, por tanto, las nuevas oportunidades de negocio que de ello se derivan: escuchar música, jugar, los mensajes sms,…, por no hablar de la propia internet o del correo electrónico).
Por otra parte, no cabe duda de que la Web 2.0 es actualmente un fenómeno consolidado en lo que se refiere a la forma en la que las personas nos relacionamos (actualmente pienso que fundamentalmente en lo que respecta al ocio), creciente e imparable a corto plazo, y que tendrá futuras aplicaciones en ámbitos y aspectos concretos que ni sospechamos.
Por tanto, la empresa no puede ser ajena a este fenómeno (la Web 2.0) y el reto consiste en su aplicación en las organizaciones (¿en qué áreas?, ¿para qué?, ¿por dónde empezar?, etc.).
En mi opinión su implantación en las organizaciones no debe limitarse sólo a superar, en aquellos casos en los que exista, la comunicación unidireccional de la dirección con sus empleados, con frecuencia únicamente en lo que respecta a aspectos operativos.
Esto también, pero, como digo, creo que debe ir más allá, es decir, ese canal de conversación debe servir para la colaboración de todos con todos y, para ello y desde mi punto de vista, pasa en primer lugar por considerar a todos los miembros de una organización como colaboradores, desterrando términos como dirección y empleados, y fomentando la participación activa de todos con todos.
¿Es esto utópico, ingenuo, etc.?. Puede que sí, pero creo que resume muy bien cuales son los principales prejuicios que todos debemos superar para que una iniciativa de este tipo tenga éxito.
1.- Conversar sobre objetivos de la organización, éxitos y fracasos, dificultades, desarrollo profesional de las personas, etc., en lugar de limitarse a comunicar sólo aspectos meramente operativos.
2.- Fomentar la aportación de ideas, opiniones y críticas, con objeto de mejorar, detectar problemas, anticiparse a estos o solucionarlos, escuchar y aprender, en lugar de pensar que se está conmigo o contra mí y que ya lo sabemos todo.
3.- Estimular y reconocer la participación activa de las personas, entendiendo ésta como un compromiso de las mismas con la organización y, por tanto, con la mejora continua, fomentando el verdadero trabajo en equipo, para orientar las aportaciones individuales de las personas a la consecución de los objetivos de la organización, en lugar de limitarse al trabajo en grupo y orientar el trabajo personal a alcanzar logros individuales.
4.- Compartir la información y el conocimiento para mejorar, en lugar de retenerlo para ocultar los problemas o para mantener nuestra posición.
5.-Comprometerse con los objetivos de la empresa y participar, perdiendo el miedo a expresar opiniones y críticas constructivas, en lugar de entender que poco o nada tengo que ver con los objetivos de la organización, que no puedo aportar nada de interés, que mi opinión no le importa a nadie o que ésta puede no ser bien recibida.
Podrían, sin duda, establecerse muchas otras dificultades a vencer, por parte de todos, pero seguro que ninguna de ellas relacionada con la selección, coste e implantación de una tecnología o herramienta concreta, por lo que, al menos para mí, queda muy claro por donde empezar.
Creo que todos coincidiremos en que la Web 2.0 es una filosofía y, por tanto, es fundamental la actitud de participar, colaborar e innovar de las personas que utilizan las tecnologías que la hacen posible, es decir, algo que transciende a la plataforma (internet) y las herramientas concretas que la sustenten (los servicios y las aplicaciones web - redes sociales y profesionales, wikis, blogs, mashups, etc. -). Por tanto, todos estaremos de acuerdo en que lo que realmente importa no es la tecnología sino el uso o, mejor dicho, la forma y frecuencia en la que ésta es utilizada por las personas.
Todos conocemos muchísimos casos en los cuales es más importante el uso que se hace de una tecnología que ésta en sí misma e incluso que el uso para el que ésta estaba prevista inicialmente (quién podía sospechar el uso que le dan actualmente las nuevas generaciones a la telefonía móvil y, por tanto, las nuevas oportunidades de negocio que de ello se derivan: escuchar música, jugar, los mensajes sms,…, por no hablar de la propia internet o del correo electrónico).
Por otra parte, no cabe duda de que la Web 2.0 es actualmente un fenómeno consolidado en lo que se refiere a la forma en la que las personas nos relacionamos (actualmente pienso que fundamentalmente en lo que respecta al ocio), creciente e imparable a corto plazo, y que tendrá futuras aplicaciones en ámbitos y aspectos concretos que ni sospechamos.
Por tanto, la empresa no puede ser ajena a este fenómeno (la Web 2.0) y el reto consiste en su aplicación en las organizaciones (¿en qué áreas?, ¿para qué?, ¿por dónde empezar?, etc.).
En mi opinión su implantación en las organizaciones no debe limitarse sólo a superar, en aquellos casos en los que exista, la comunicación unidireccional de la dirección con sus empleados, con frecuencia únicamente en lo que respecta a aspectos operativos.
Esto también, pero, como digo, creo que debe ir más allá, es decir, ese canal de conversación debe servir para la colaboración de todos con todos y, para ello y desde mi punto de vista, pasa en primer lugar por considerar a todos los miembros de una organización como colaboradores, desterrando términos como dirección y empleados, y fomentando la participación activa de todos con todos.
¿Es esto utópico, ingenuo, etc.?. Puede que sí, pero creo que resume muy bien cuales son los principales prejuicios que todos debemos superar para que una iniciativa de este tipo tenga éxito.
1.- Conversar sobre objetivos de la organización, éxitos y fracasos, dificultades, desarrollo profesional de las personas, etc., en lugar de limitarse a comunicar sólo aspectos meramente operativos.
2.- Fomentar la aportación de ideas, opiniones y críticas, con objeto de mejorar, detectar problemas, anticiparse a estos o solucionarlos, escuchar y aprender, en lugar de pensar que se está conmigo o contra mí y que ya lo sabemos todo.
3.- Estimular y reconocer la participación activa de las personas, entendiendo ésta como un compromiso de las mismas con la organización y, por tanto, con la mejora continua, fomentando el verdadero trabajo en equipo, para orientar las aportaciones individuales de las personas a la consecución de los objetivos de la organización, en lugar de limitarse al trabajo en grupo y orientar el trabajo personal a alcanzar logros individuales.
4.- Compartir la información y el conocimiento para mejorar, en lugar de retenerlo para ocultar los problemas o para mantener nuestra posición.
5.-Comprometerse con los objetivos de la empresa y participar, perdiendo el miedo a expresar opiniones y críticas constructivas, en lugar de entender que poco o nada tengo que ver con los objetivos de la organización, que no puedo aportar nada de interés, que mi opinión no le importa a nadie o que ésta puede no ser bien recibida.
Podrían, sin duda, establecerse muchas otras dificultades a vencer, por parte de todos, pero seguro que ninguna de ellas relacionada con la selección, coste e implantación de una tecnología o herramienta concreta, por lo que, al menos para mí, queda muy claro por donde empezar.
Seguramente ya lo has leído, porque es un poco viejuno, pero desde aquí puedes descargar el libro de Alberto (alorza) sobre los blogs en la empresa.
ResponderEliminar"Manual de uso del blog en la empresa / Cómo prosperar en la sociedad de la conversación" http://www.maestrosdelweb.com/editorial/e-book-manual-de-uso-del-blog-en-la-empresa-alberto-ortiz-zarate/
Buenas Raul:
ResponderEliminarLa verdad es que no lo conocía. Me lo he bajado y lo leeré con atención.
Muchas gracias por tu aportación.