Esta mañana hemos emitido en Radio Euskadi un programa dedicado a Alemania. Propuse hacerlo porque sus cifras, aún en plena crisis, son espectaculares. En pleno 2011, Alemania ha conseguido récord histórico de ocupación laboral, el paro ha bajado al 6% y sigue descendiendo, su economía ha crecido un 3%, y su déficit (la diferencia entre lo que gasta e ingresa) se ha reducido al 1% en relación al PIB.
En Euskadi, éstas son las cifras del 2011: el paro ha aumentado hasta el 10’9% (datos Eustat), sigue destruyéndose empleo (menos que en años anteriores), nuestra economía ha crecido un 0’7% (datos gobierno vasco), y nuestro déficit en relación al PIB superará el 1’3%.
Los datos de España: el paro llega a diciembre de 2011 al 21’5% de la población activa (Ministerio de Trabajo) y sigue destruyéndose empleo; su economía ha crecido un 0’8% (datos gobierno español), y se espera que el déficit supere el 8% (cuando el objetivo era del 6%).
Euskadi, pues, se sitúa a mitad de camino entre los mejores y los peores. ¿Debemos resignarnos o podemos hacer algo para mejorar?.
Para responder a esa pregunta se me ocurrió que quizá debiéramos mirarnos en el espejo alemán. Euskadi y Alemania comparten modelo productivo: la industria es nuestro principal motor, y dentro de esa industria, la automoción, acero, máquina herramienta y bienes de equipo (frigoríficos, electrodomésticos, etc.). Hacemos cosas similares, aunque evidentemente a muy diferente escala.
Alemania es hoy la industria del mundo: exporta el 50% de lo que hace, una cifra espectacular para un país de sus dimensiones. Eso explica gran parte de su ‘éxito’ actual, pero hay más. Hay que recordar que en 2002, Alemania sufrió una gran crisis: tuvo más de cinco millones de parados, con una tasa cercana al 10%, y en zonas del este, de hasta el 17%.
¿Qué ha cambiado?. Los expertos hablan de las medidas que impulsó el entonces canciller Gerard Schroeder (socialdemócrata), que bautizó como ‘agenda 2010’. En resumidas cuentas:
- Congelación de salarios y precios. En Alemania, el salario NO se negocia con el IPC como referencia obligada. No suben los salarios, no sube el IPC.
- Ampliación de jornada y flexibilidad en cada empresa para organizarse según le fueran las cosas. Disposición de sindicatos y dirección a remar juntos y a participar en la gestión de la empresa. Esto se traduce en: si las cosas van bien, habrá que trabajar fines de semana seguramente por casi el mismo sueldo. Pero en contrapartida, si las cosas no van tan bien y hay que parar un par de meses la producción, cobras lo mismo.
- Mantenimiento de plantilla mediante EREs particulares que NO necesitan autorización del gobierno.
- Bajar los impuestos a las empresas para aumentar su competitividad. Hoy en día, un fabricante vasco de acero fabrica más caro que su competidor alemán, porque de partida paga más impuestos (es al menos lo que jura y perjura la patronal vasca Confebask, aunque los sindicatos aseguran que no es así). Eso hace que venda menos. El agujero que se genera en el estado por recaudar menos de las empresas, se compensa con el aumento de las ventas y la reactivación de la economía, o sea, con más ingresos.
Todo esto basado en una cultura empresa / sindicatos muy diferente a la que vivimos en Euskadi, de mutuo recelo y desconfianza. En Alemania, ambas partes se entienden mucho mejor.
La ‘agenda 2010’ le costó a Schroeder manifestaciones y seguramente la cancillería... pero diez años después, presentan resultados. Un dato demoledor: en 2008, en plena crisis, la economía de Euskadi (su PIB) se contrajo un - 3’8%. Euskadi perdió un 3% de empleo. En Alemania, ese mismo año, su economía se contrajo casi un -6% (mucho más que en Euskadi),... pero apenas perdió empleo, un 0’5%.
En el programa hemos contado con el director del departamento económico de la patronal vasca Confebask, con el ministro canciller de la embajada alemana en Madrid, Thomas Niesenger, y con el economista del gobierno vasco y técnico del departamento Alberto Alberdi. El embajador alemán por cierto, nos decía en directo con ironía, que si hubiera sido invitado a un programa similar hace diez años, le habríamos presentado como el representante de un país económicamente ‘enfermo’.
En conversación posterior, Alberto por su parte, me decía que efectivamente, una de las claves del ‘milagro’ alemán tiene que ver con haber sujetado salarios y precios... pero que en Euskadi contamos con lastres propios, como la enorme deuda privada contraída por la gran cantidad de créditos vivienda concedidos por los bancos y cajas. No hay que olvidar que los vascos también hemos participado de la orgía inmobiliaria,... en menor medida que España, es cierto, pero hemos participado. Un dato: mientras en Euskadi el 90% somos propietarios de piso, en Alemania ese porcentaje baja al 40%.
Hay muchos más matices, sin duda. Pero mi intención es suscitar debate. ¿Qué estamos haciendo mal en Euskadi?. ¿Debemos resignarnos a un paro del 11% y a un crecimiento ‘cero’ cuando hay países con otros modelos laborales que demuestran que las cosas pueden mejorarse?. Un ejemplo: Este pasado otoño, ELA votó NO a cambios laborales en Mercedes-Vitoria. El resto de la plantilla aceptó las modificaciones, gracias a lo cual, tienen trabajo asegurado hasta 2024 y el compromiso de 400 nuevos puestos de trabajo. Seguramente, a cambio, si hiciera falta trabajar algunos fines de semana porque la furgoneta se vende bien, lo harán sin los pluses que cobraban hasta ahora. No hay que recordar que Mercedes es la primera fábrica de Euskadi: 3.000 empleos directos, y 10.000 indirectos, que supone el 2% de nuestra economía y el 10% de la economía alavesa. Haber votado NO a los cambios, hubiera supuesto que el contrato se lo hubiera llevado Mercedes Berlín.
Desde aquí, cuestiono el discurso de los grandes sindicatos vascos, no sólo de ELA,... pero también el de ELA. No hay reproche, sólo debate.
Buen, completo y detallado artículo, en mi opinión la diferencia puede estar en la mentalidad, mientras en Alemania la Oferta, se adapta a la demanda, aquí pretendemos que la demanda se amolde a nuestra forma de trabajar y por si esto fuera poco nocivo, encima los trabajadores no entendemos que nuestra actividad se tenga que adecuar a la demanda y lo peor es que (al menos mi opinión) no es que seamos más ni menos perezosos que otros, sino que la gente lo entiende como una cuestión de principios (mal entendida en mi opinión) a mí me pagan tanto por esto, pues hasta aquí, si trabajas más contribuyes a la explotación.
ResponderEliminarA esto hay que sumarle algo que sí que creo que es muy nuestro, que es el orgullo (a la hora de reconocer nuestros errores), la autocomplacencia y la absoluta falta de autocrítica.
totalmete de acuerdo, Mikel. De hecho, si en algo coinciden todos es en lo de la diferente cultura empresario-sindical. un abrazo
ResponderEliminarAlemania miente con el paro, a los mayores de 56 no los mete en las listas....
ResponderEliminarFrancia lo mismo, si hace dos meses los empleadoos del INEM francés hicieron huelga por la carga de trabajo no se comprende como dice el gobierno francés que no les sube el paro...
Algo ocultan.
Muy buenooo!!!!
ResponderEliminar