En la última década y media estamos tremendamente acostumbrados (por no decir cansados o con cierto hartazgo) de instituciones (públicas, con demasiada frecuencia) se erijan en autoridades competentes sobre las directrices sobre las que tendrán que construirse las iniciativas empresariales del futuro. Eruditos con escasa o nula experiencia empresarial, reflexionan sobre cómo tendrían que pensar las empresas para ser más productivas, eficientes e internacionales. Sé que es un juicio duro y posiblemente injusto, entre otras cosas porque conozco bastante gente, gente a la que aprecio, que se ganan la vida con este tipo de actividad.
No creo que la competitividad e innovación deban de estar sujetas a reinventarse continuamente. Creo que es bastante evidente que un progreso sostenible debe fundamentarse en dos condiciones fundamentales: La escasez de recursos conocidos y el incesante aumento de demanda de bienes por parte de la población. Los factores que condicionan estos dos axiomas no varían incesantemente, son relativamente estables y responden a ciclos medianamente largos en términos de tiempo a escala humana. Por tanto sólo existen dos alternativas, o nos concienciamos hacia un cambio de modelo, más cercano a la supervivencia que a la “sociedad del bienestar” o bien se perfeccionan los métodos de producción para poder “Obtener más por menos”. Evidentemente como a nadie le gusta renunciar a lo que tiene y siempre queremos más, nos vemos obligados al segundo postulado y es ahí cuando los profesionales de la Competitividad e Innovación se postulan como evangelizadores de las buenas prácticas que las empresas deberían seguir para llegar a buen puerto, como si ellas no supieran llevar sus negocios.
No me imagino a mí mismo acudiendo a la llamada de una empresa donde me digan:
- ”Mira tenemos un problema con MS Exchange cuando llega un mensaje mal formado se nos dispara el consumo de CPU y se nos viene abajo el Relay”
- “Bueno, es normal, yo nunca hubiese puesto Exchange, un Postfix con LDAP y MySQL te va a ofrecer los mismo y te va a dar menos problemas. Tira lo que tienes y empieza otra vez”
Pues bien posiblemente habrá veces que me ha apetecido decirlo, pero también hay que saber, que las Empresas muchas veces adoptan soluciones basadas en tecnologías existentes, formación del personal en plantilla o política de Grupo Empresarial, por poner sólo algunas que se me ocurren ahora mismo. Es decir las soluciones o métodos que emplean las empresas rara vez se deben a capricho y en la mayoría de los casos se deben más un concienzudo aprovechamiento de los recursos existentes, no en vano es su dinero el que se juegan. Por este motivo, me parece poco menos que presuntuoso “educar” a un empresario sobre cómo tiene que llevar su negocio.
Pues bien, después de haber leído, escuchado y sufrido kilos y kilos de literatura sobre el tema, te das cuenta un poco que esto de la Competitividad e Innovación es como el Futbol, que todo el mundo puede hablar de ello, obviamente yo no voy a ser menos J
En cualquier caso mi recomendación no va tanto orientada a los empresarios, si no más bien a todos aquellos estudiosos de la Innovacíon.
- Si hay algo que fomente la Innovación es el Software Libre, de hecho es Innovación en estado puro, tiene la ardua misión de competir con soluciones existentes con unos recursos mucho más limitados.
- El Software Libre tiene soluciones (muchas) de grado empresarial, otras no tanto, pero no es diferente en el mundo del software comercial. Sin embargo no tiene la capacidad de Marketing ni el apoyo de las instituciones de las que gozan otro tipo de instituciones.
- Fomenta la competitividad entre las empresas, pero ojo!! La competitividad bien entendida y en igualdad de condiciones, al ser el código fuente accesible, cualquiera puede coger, mejorar o integrar ese código a voluntad, por lo que el producto resultante está directamente ligado al talento de los trabajadores de la empresa y no está mediatizada por la posición dominante de tal o cual fabricante, aunque claro, hay mucha gente que no le gusta jugar en estas condiciones y si no es “con su baraja” no juega y lo peor, no permite que tú juegues
Por eso me permito recomendar a las autoridades que gobiernan las directrices sobre Competitividad e Innovación, que presten un poco de atención a este tema, que son muchas las empresas que han ido surgiendo en torno a la implantación y desarrollo de Software Libre, que ven como tienen que jugar con las cartas marcadas de otros, paradójicamente más en tiempos de crisis económica, que tienen que ver ofertas públicas del tipo:
“Se abre a concurso un lote para la adquisición por parte de la administración de N licencias de Microsoft Office”. Vamos a ver ... ¿No sería más justo abrir un concurso sobre una solución ofimática sujeta a evaluación con sus correspondientes criterios técnicos y económicos? Que conste que es un simple ejemplo, pero como este, miles.
Más adelante, el Gobierno de turno sacará un informe alegando que el coste asociado al despliegue del Software Libre es superior al comercial, un estudio, que jamás harán público, ni quién lo ha hecho y mucho menos cuánto ha costado. Eso sí, en campaña queda muy molón poner en el programa eso de, “apuesta decidida por el Software Libre”.
Por eso, mi mensaje a los agentes Innovadores es el siguiente:
“Apuesten por el Software Libre, es más justo, fomenta la Competitividad y es mucho más sostenible”
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