No sé si es un error, o el gobierno español nos toma por idiotas. El problema de España no es Grecia. El problema de España es España misma.
Pocas veces un rescate ha sido tan amplia y detalladamente anunciado por gente que sabe de esto (yo les llamo el club de los Nobel), y pocas veces ha quedado tan fehacientemente demostrado que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
Si hace tres años el entonces presidente español José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) se afanó en no citar la palabra crisis, hoy el actual mandatario Mariano Rajoy (PP) emula al capitán del Titanic, al ordenar a la orquesta que toque en cubierta mientras niega lo evidente y el barco se hunde.
Al final resulta que los 'pérfidos' mercados (como en su día la pérfida albión de Franco) tenían razón: España no encuentra quien le preste dinero, porque los prestamistas sospechaban desde hace tiempo (y ahora se ha demostrado) que el gobierno español tendría serios problemas para devolverlo. Hace ya tiempo escribí un post en este blog bajo el título “España: El contubernio que no existe”.
En resumen: la banca española está mucho peor de lo que nos dijeron. Resulta que el cuarto banco del país, Bankia, tiene un agujero inmobiliario que multiplica por tres los primeros cálculos del ministro de Economía; y que obliga a hablar de cuatro cifras distintas de rescate en menos de un mes.
Añadamos a esto otro dato: Catalunya reconoce que si no le echan una mano entrará en quiebra, entre otras cosas por el enorme expolio fiscal al que le somete España. Y además, la comunidad de Madrid, la joya de la corona del PP, el ejemplo de cómo la austeridad funciona, y del buen gobierno 'popular', falsea sus cuentas, y presenta un déficit que no se corresponde con la realidad. En primavera, la presidenta madrileña dijo que en 2011 su déficit fue del 1'1%. Cuatro meses después se ha sabido que era mentira: el desfase entre gastos e ingresos en Madrid fue exactamente el doble, el 2'2%. Y nadie dimite ni es cesado. Y Mariano calla.
Pues bien; gracias a ese 'pequeño' detalle y al monumental fiasco de Bankia (¿¿qué hace allí Goirigolzarri??), la credibilidad de la economía española está tan por los suelos, que el estado español no consigue créditos para financiarse, y si lo hace, tiene que ofrecer unos intereses tan altos que, si no cambian las cosas, el rescate se antoja inevitable.
Hay otro dato inquietante: Rajoy ha negado ya tres veces que necesite pedir ‘sopitas’ a Europa para rescatar la banca española. Y ojo, porque también el ministro de Economía negó hasta en tres ocasiones que el gobierno español fuera a intervenir / nacionalizar bancos españoles. Luego vino lo de Bankia.
Cómo quiere España que le presten con el breve pero ilustrativo historial del gobierno Rajoy. Recapitulemos:
- Cambian hasta tres veces las cifras reales del déficit global español en 2011 que tienen que presentar en Bruselas.
- Retrasa hasta abril la presentación de los presupuestos del estado, clave para definir cómo pretende reducirlo (estaban por medio, no lo olvidemos, las elecciones andaluzas). Bruselas apremiaba... pues ni por ésas.
- Se hunde el cuarto banco del país, sin que todavía sepan de dónde sacarán el dinero necesario para mantenerlo a flote.
- Algunas comunidades autónomas reconocen que necesitan financiación extra, y la de una importante cargo de su partido, Madrid, falsea las cuentas y miente descaradamente sin que ocurra nada.
- y por último: la política de austeridad, lejos de mejorar las cosas, ha metido de nuevo a España en recesión, con una tasa de paro que superará a finales de año el 25%.
Ahhh... claro: y Grecia. Ya saben cómo les digo. O el Banco Central Europeo lo remedia, prestando dinero directamente a los estados en apuros como hace el resto de bancos centrales con moneda propia, o España se queda sin dinero para financiarse. Lástima que Euskadi se vea arrastrada al pozo, entre otras cosas por la inacción de un Gobierno Vasco timorato, que sólo a muy última hora, demasiado tarde en mi opinión, apela por fin a la enorme capacidad fiscal que le otorga el concierto económico para distanciarse de la política española.
Porque hasta que Rodríguez Zapatero perdió las elecciones, el Gobierno Vasco se creía a pies juntillas lo del límite del déficit, los recortes y lo del 'gobierno de la normalidad', entendida esa normalidad como la asimilación acrítica de toda política fiscal que viniera de España. Es demasiado reciente el cambio como para que pretendan que, algunos al menos, les creamos.
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