Aceptemos "pulpo como animal de compañía". Veamos:
- En Grecia, la falta de credibilidad de la clase política es
total; hay manifestaciones y protestas a diario; el empobrecimiento
generalizado de la sociedad es un hecho incontestable, hay un 26% de paro; el
crecimiento económico brilla por su ausencia; los principales bancos están en
quiebra; ni rastro de brotes verdes; recortes brutales en atención hospitalaria
y educativa, miles de funcionarios públicos a la calle; desesperación de las
pequeñas y medianas empresas porque nadie les presta dinero; la credibilidad de
la economía griega bajo cero, gobierno de concentración, ... y el turismo como
única fuente de ingresos. Diagnóstico: mal, dentro de la gravedad.
- En España, todo eso que sirve para Grecia, menos el gobierno de
concentración; algo más de exportaciones... pero también el turismo como principal
sostén de la economía; la jefatura del estado en franca agonía vital, encarnada
por un rey que por primera vez en su ‘afortunado’ y opaco reinado obtiene un claro y amplio rechazo social; el gobierno que supuestamente debe liderar la
austeridad... bajo sospecha absoluta por cobrar en 'dinero negro' no declarado
a Hacienda (es decir, defraudando al sistema al que nos sometemos los demás) decenas
de miles de euros de dudosa procedencia, en apariencia donados en buena medida
por, hoy en día, personas procesadas por corrupción; el jefe de ese gobierno recorta en el
único sector con capacidad para regenerar la economía española, esto es I+D+I, mientras anuncia ‘brotes verdes’ para el final de este año, etc... Diagnóstico:
mal, dentro de la gravedad... con tendencia más que probable a empeorar.
Pocas veces
tantos han hecho tanto y asumido tantos sacrificios para salir de una crisis, y
tan pocos han conseguido arruinar su esfuerzo dejando una sensación de: vacío,
incompetencia, corrupción al más alto nivel y desamparo general. Con la obvia
salvedad del dictador, José Luis Rodríguez Zapatero ha sido, seguramente, el
peor político español del siglo XX y lo que llevamos del XXI, pero Mariano
Rajoy (heredero de un partido fundado por un ministro franquista) y Juan Carlos
de Borbón tienen el dudoso honor de competir por ser los que más han mentido y
mienten... al menos, en público. Si los españoles lo consienten, seguirán engañándoles
un puñado más de años. Muchos se acordarán ahora de lo que votaron hace poco
más de un año. Ojalá se acuerden de lo que sucede ahora, cuando tengan que volver a hacerlo.
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