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"El arte de la guerra" aplicado a la empresa (III): En la batalla (I)

En esta tercera entrada sobre la aplicación de "El arte de la guerra" al mundo empresarial sigo compartiendo mi interpretación sobre las analogías y aplicaciones de esa gran obra clásica a mi particular visión de la empresa adquirida a lo largo de mi trayectoria profesional.

Como en la anterior entrada sobre este tema, el enfoque que le he dado a ésta es el que una o varias máximas recogidas en uno o varios de los capítulos de la citada obra, conforme a mi interpretación, puedan ser aplicables a un mismo aspecto o conjunto homogéneo de cuestiones empresariales. En este caso me refiero a aquellos a tener en cuenta:

En la batalla (I)

Tal y como dije en el post anterior sobre los aspectos a tener en cuenta "Antes de la batalla", en la aplicación al mundo de los negocios, entiendo que la batalla sería cada una de las oportunidades de negocio que se le presentan a la empresa y en las que tendrá que enfrentarse a su competencia para lograr hacerse con ellas.

Dijo el maestro Sun:

"Mandar sobre muchos es como mandar sobre pocos,
basta con hacer grupos más pequeños.
Luchar con muchos es como luchas con pocos,
basta con tener buenas señales y órdenes...
Entre banderas y estandartes
no puede permitirse el desorden;...
la forma debe mantenerse redonda
o perderemos la batalla." 

Para mí, estas palabras aplicadas a la empresa nos vienen a decir que la división de las personas que componen la empresa en equipos es lo que permite la posibilidad tanto de dirigir a muchos como de competir con muchos, es decir, únicamente se trata de un tema de organización, pero esto implica necesariamente una buena comunicación y coordinación con y entre los diferentes equipos que participan en la consecución de las oportunidades de negocio. Este orden es algo fundamental y, en todo caso, debe mantenerse "La forma", en alusión a la estrategia (ver post anterior, "Antes de la batalla").

"El orden es tal que puede transformarse en desorden,
el valor en cobardía y la fortaleza en debilidad.
Porque el orden y el desorden dependen de los grupos
pequeños en que hayamos dividido la tropa,
el valor y la cobardía dependen de la fuerza,
y la debilidad y la fortaleza dependen de la forma."

Aquí se abunda en la idea de la importancia de "La forma", porque "La fuerza" depende de ella, es decir, la fortaleza, que nos conducirá al éxito, depende de la estrategia.

"El que sabe hacer la guerra se procura la fuerza,
no se apoya en individuos.
Ciertamente elige individuos,
pero es en la fuerza en lo que se apoya...
la fuerza de aquel que sabe hacer la guerra
se parece a la de las rocas redondas cuando caen rodando
por la ladera de un monte que mide miles de leguas de alto,
a eso llamamos LA FUERZA. 

Creo que esta máxima no merece mayor interpretación de cara a su aplicación en el ámbito de la empresa, porque es algo que todos sabemos. Claramente, la fortaleza, y por ende las probabilidades de éxito en la consecución de las oportunidades de negocio, la da el equipo, no las personas consideradas individualmente. Hay que elegir personas idóneas para forma parte de los equipos, pero "La fuerza" reside en el equipo.

"Hay que llegar los primeros al campo de batalla
y tomar pronto posiciones
 para esperar descansados al enemigo,
 porque quien toma posiciones después
ha de apresurarse hacia la batalla y estará cansado."

Lo que, en mi interpretación de la aplicación de este tratado a la empresa, nos habla de la importancia de ser pioneros en los productos, proyectos y servicios que suministra, realiza y presta la empresa, respectivamente, lo que entiendo que está íntimamente relacionado con el "prepararse para ser los mejores y la innovación" que comentaba en el post anterior ("Antes de la batalla"). Anticiparse a la competencia y convertirse en referente en el mercado con respecto a productos, proyectos y servicios novedosos proporcionará a la empresa una ventaja competitiva decisiva.

"El que sabe hacer la guerra
es capaz de conducir a su antojo al otro
sin ser conducido por éste;...
Aparece allí donde tenga que ir el otro a toda prisa
y va a toda prisa allí donde nadie prevé que aparecerá."

Lo que interpreto que profundiza en lo anterior: la preparación de la empresa en productos, proyectos y servicios novedosos, mantenida en secreto hasta el momento oportuno (recuerdo la máxima ya comentada en un post anterior, "Antes de la batalla": "La clave de la guerra es el engaño", y otra: "La Fuerza es como tensar una ballesta y el buen momento breve", que en este caso interpreto como que dicha preparación es "La Fuerza" y la elección de "el buen momento" sería el momento oportuno para iniciar la competencia en el mercado), proporciona a ésta una posición muy ventajosa y obliga a prepararse de forma precipitada y con mucho esfuerzo y, por tanto, fatiga a la competencia.

Creo que esta máxima también nos dice que es importante no caer en la trampa al revés ("sin ser conducido por éste"), es decir, hay que evitar competir en aquellas situaciones en las que la competencia es quien tiene una clara ventaja competitiva sobre nosotros.

"Para sabe si se vencerá,
hay que fijarse en estos cinco aspectos:
saber si conviene entrar en batalla o no;
saber si conviene utilizar una tropa grande o pequeña;
saber si tanto superiores como subordinados
tienen un mismo deseo;
si, estando preparado, esperas a un ejército que no lo está,
 y, en fin, si los generales están bien capacitados
y no tienen impedimentos
por parte de los señores de los reinos.
En estos cinco puntos radica cómo saber quién vencerá."

El primero y cuarto de estos aspectos ("saber si conviene entrar en batalla o no" y "si, estando preparado, esperas a un ejército que no lo está", respectivamente) están relacionados con la anterior interpretación que he realizado; el tercero ("saber si tanto superiores como subordinados tienen un mismo deseo") y primera parte del quinto ("si los generales están bien capacitados") hacen referencia a lo ya mencionado sobre "el Tao" y "el General" en la primera entrada que publiqué sobre la adaptación de este tratado al ámbito empresarial (ver post "Las consideraciones"), mientras que la última parte del quinto creo que también es importante ("si los generales... no tienen impedimentos por parte de los señores de los reinos"):

"El señor del reino puede suponer un entorpecimiento
para su propio ejército...
cuando le ordena avanzar ignorando que no debería avanzar o
retroceder ignorando que no debería retroceder...
cuando dirige los Tres Ejércitos sin conocer bien sus cosas...
cuando los manda sin conocer bien el mando de los Tres Ejércitos..."

De lo que interpreto que la decisión sobre "si conviene entrar en batalla o no" debe ser tomada por "el General", es decir, por la persona a la que se ha encomendado la dirección de los equipos para lograr hacerse con la oportunidad de negocio, no por socios ni por altos ejecutivos de la compañía.

En mi experiencia esto rara vez es así; socios y/o altos ejecutivos de la empresa "filtran" las oportunidades de negocio a las que se acudirá y las personas a las que les encomiendan éstas no tienen capacidad de decisión, ni para ir a otras diferentes ni para decidir no ir a las que se les encomienda. Esto, cuando no se comparte la decisión de los primeros, provoca descontento y desconfianza en los equipos y en las personas que los dirigen.

Y hasta aquí, por no hacerla excesivamente larga, esta tercera entrada sobre "El arte de la guerra" aplicado a la empresa. En un próximo post continuaré con los aspectos que me parecen más relevantes a tener en cuenta en la batalla.

Post relacionados:

(III) En la batalla (I) (esta entrada)
(IV) En la batalla (II) (próxima entrada)

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